2.1.70

El sector de la Estación Bahía Blanca



El Ferrocarril del Sud tuvo impactos de gran importancia. El hecho de ser el primer ferrocarril que llegó a la ciudad, y la primacía que siempre tuvo para el tráfico de pasajeros desde Buenos Aires y toda la provincia, sumados a la importancia de este transporte en la radicación de industrias de considerable tamaño (las cuales precisaban materia prima en cantidad, o necesitaban exportar sus productos por el puerto, o distribuirlos al interior de la provincia), fueron condiciones que caracterizaron al lugar como un centro de comunicaciones e industrial.
El elemento arquitectónico principal del sector lo constituye la estación del Ferrocarril del Sud.
El territorio de la empresa delimita una amplia zona en la cual encontramos talleres, viviendas del personal y depósitos, además de la estación con sus oficinas, salas y andenes; también importante equipamiento urbano como las casillas de señalización, el puente peatonal, faroles y señales, los cuales caracterizan fuertemente al paisaje. 
Pero el sector espacialmente conformado excede los límites de los territorios de la empresa. A su alrededor se consolida un área industrial de fuerte presencia, la más importante desde el punto de vista del capital privado para esta época. 
Hacia el frente de la estación, sobre la avenida General Cerri, van a localizarse los hoteles, hospedajes y casas de comida; hacia atrás, el contra frente o el andén, va a abrirse la avenida Parchappe y el área industrial. 
En dicha arteria se localizan distintos edificios, principalmente destinados al acopio de lanas, frutos y cueros. La característica de los terrenos era inmejorable para este tipo de asentamientos industriales; por un lado la comunicación directa con el ferrocarril, por otra parte la proximidad del Napostá que permitía un caudal de agua necesario para evacuar residuos. Entre la avenida Parchappe y el curso del arroyo, quedaba una franja de terrenos de considerable profundidad, las cuales se adaptaban perfectamente a este tipo de 
requerimientos. Desde la misma estación se realizaron desvíos a muchos de esos lotes, con lo cual, luego del arribo del tren, los vagones eran desviados según las necesidades a cada 
establecimiento. 
Otras industrias muy importantes se ubican en los alrededores del área. Es el caso de los molinos harineros "La Sirena" y "América", la cervecería "San Martín", y la barraca "Masurel Fils". 

1.1.70

La Arquitectura Ferroportuaria en Bahía Blanca

Las características de Bahía Blanca a finales del siglo XIX, la convirtieron en un sitio estratégico para llevar adelante un centro de producción y comercialización de características internacionales. 
Diversas empresas comenzaron a asentarse en nuestro medio y a realizar distintos tipos de obra tendientes a asegurar la capacidad de operación de las mismas. 
De esta manera se construyeron ramales que vincularon nuestra ciudad con otras zonas, edificios que permitieron el albergue de personas y fundamentalmente el acopio de productos, otros que posibilitaron la radicación de industrias, como las destinadas a la generación de energía, y principalmente las tareas en los puertos, que aseguraban la posibilidad de atraque de buques de ultramar. 
Estación Bahía Blanca, vista aérea hacia 1930
Las distintas empresas asentadas en nuestra ciudad y la zona han construído espacios que traducen sin duda un cierto dominio “feudal” o territorial. 
La importancia de los asentamientos estaba dada por la magnitud y cantidad de sus edificios, aunque algunas tipologías mostraron siempre rasgos visibles de preocupación por aparentar una estética más refinada y elaborada. 
Entre estas construcciones figuran sin duda las estaciones de trenes, lugar símbolo de la revolución industrial, que concitó la atención tanto de arquitectos como de ingenieros.
La estación Bahía Blanca del Ferrocarril del Sud se ubica paralela a las vías y permite el paso del tren hacia las estaciones “Spurr” y “El Puerto”, la cual a su vez permite la continuación de las cargas hacia los propios muelles. 
Estamos así, frente a una línea que presenta una terminal en su nacimiento y luego todas las estaciones, ya que culminan en las propias dársenas. 
En cuanto a la propia estética de estos edificios podemos mencionar dos características fundamentales para su comprensión. En primer término, las empresas asentadas en el país, o sus representantes técnicos, operaron con dos criterios: sus edificios se inclinaban por tendencias histórico-eclécticas, con lo cual aludían principalmente a la arquitectura pintoresquista con ciertos elementos neogóticos; o se inscribían más en la producción de obras industriales, despojadas en general de todas las alusiones académicas y haciendo primar sus características “funcionalistas”. 
Tal es así, que los edificios de estaciones mostraban claramente dos mundos (por entonces con estéticas disociadas): el de la arquitectura y el de la ingeniería. Los espacios quedan segmentados en dos; el sitio dominado por la maquina "el andén" y el lugar del hombre. 
Es en este último donde se desarrollan las actividades básicas como la venta de pasajes, los depósitos de valijas y paquetes, los propios de administración y otras que se vinculan directamente a normas sociales de la época, como la sala de espera general y la exclusiva de las damas. 
También es característico el baño de hombres en el exterior del edificio y por lo general bastante apartado de la construcción. 
Interior estación Bahía Blanca.
La estación Bahía Blanca del Ferrocarril del Sud, es el mejor exponente en la región de las características mencionadas. 
Aquí se ven claramente los dos mundos aludidos; las características francesas "no demasiado elaboradas" de su cuerpo principal y la tecnología de las estructuras de hierro para el amplio espacio del andén. 
No obstante ello, se puede observar la intención de otorgar al material “hierro” (el cual fue menospreciado por la arquitectura) de cierta elaboración o refinamiento en su expresión. Un ejemplo concreto es el de dotar de capiteles corintios a las propias columnas, un recurso utilizado muchas veces en edificios de jerarquía.
Las barracas y depósitos, han sido tal vez las construcciones que en mayor medida han logrado esa expresión de la función, lo tecnológico y lo constructivo, tan particular de estos edificios. 
Interior de una barraca lanera.

La simpleza de sus volúmenes, la solida relación vacío-lleno, la expresión de los muros de ladrillo visto, los desagües, las cubiertas de chapa y vidrio, las instalaciones al aire y las carpinterías metálicas son sus principales constantes. A veces, en edificios de gran porte, se cuenta con los guinches que terminan de dejar a la vista las características industriales y productivas de estas construcciones. 
La localización de estos edificios está siempre relacionada con los tendidos férreos, tanto para poder ser provistos de materia prima "proveniente del campo", como por la vinculación a los puertos para la exportación de productos. En este sentido guardan similitud con las estaciones, ya que las vías forman parte "estética y funcional" de los edificios. 
Sin embargo, a pesar de ser casi siempre puntos terminales, la localización de la masa construída es paralela para poder aprovechar así la mayor relación de carga-descarga. 
Por lo tanto podemos sintetizar que las barracas y depósitos presentan tipológicamente accesos diferenciados para poder realizar operaciones tanto desde vagones como desde carros, carretas o camiones. 
Interiormente los espacios son unitarios, segmentados únicamente por las columnas que ayudan a dividir los acopios en loteos para su mejor identificación y clasificación. Los pisos generalmente fueron elevados y de material, algunos con aislaciones térmicas y/o barreras de vapor. 
Las cubiertas presentaron siempre lucarnas de vidrio que permitían una iluminación cenital amplia, logrando además el efecto invernadero por el calentamiento de la cubierta y el mantenimiento de temperaturas por las características constructivas de muros y pisos, asegurando de tal forma un excelente secado de los productos. 
Basta pensar en las necesidades de acopio de la lana o semillas para darse una idea de lo fundamental de estas cuestiones. 
Las localizaciones de barracas en Bahía Blanca se identifican con los asentamientos de las empresas.  
La mayor concentración de estos establecimientos se ha dado en los bordes de la estación Sud donde funcionaron barracas de acopio de cereales, lanas y molinos harineros. 
Si bien más adelante desarrollaremos en detalle cada uno de los edificios, es importante subrayar la inserción espacial y el impacto producido por el dominio del territorio desde la construcción de la estación a la última barraca. 
ZINGONI, José María: "Arquitectura Ferroportuaria en Bahía Blanca: 1880-1930", edición Universidad del Sur, Bahía Blanca, 1996.-